sábado, 22 de diciembre de 2012


Ella y tú

Camina hacia ella que aun yace esperándote entre sollozos de pena y alegría por tenerte sin tenerte, en sus amaneceres  y en sus noches.  No sabe quien mece tus manos llenas de amor cuando  se abren y cierran de rabia al yacer junto a ella, cuando tu alma en silencio grita mi nombre y aclama mi cuerpo y mi ser. Tu sonrisa se apaga cuando recibe sus húmedos besos y tu piel destila el sabor de mí  humedeciéndose en el llanto insoportable de mi ausencia.

Ella no sabe que tu alma se desgarra a cada segundo que te recorre haciendo de ti la ruta del dolor  y  el sin sentir de una brisa fría que deja al paso por cada milímetro de tu piel.

Jamás podrás volar con ella como lo hacías conmigo y no sufras  cuando no logres sentir la brisa de la libertad a la que mis besos, mis caricias, mis sonrisas, mis sollozos y mi ser te llevaba cuando me dejaba navegar mar adentro sin miedo a perder el equilibrio, el mismo que nos sujetaba a contra cuerpo. Jamás podrás aunque corras  todos los días hacia ella en busca de un penúltimo intento.

Porque tu corazón galopaba hacia el infinito cielo jugando con las estrellas del placebo de mi en cuerpo y alma. No te avergüences de sentir junto a mi ni me busques en la otra piel porque jamás me encontraras en ella y no llores por la nostalgia solo recuérdame con amor para perdurar en el abrazo de las mañanas soleadas  sobre  tu piel como una cálida brisa eterna,  ahora aquí, mañana en el más allá. Dale tu calor a ella que aun te espera sumisa y entregada.

Déjame ser libre, mi alma no soporta más el dolor de aun teniéndote saberte en los brazos de ella, llorándome en su cuerpo y recordándome en el lecho de lo perdido. No mates esta sed de amor y olvido solo porque así sigas teniéndome solo para ti para poder sentirme. Deja que mi cuerpo se libere del ayer que pudo ser y no fue porque no lo dejaste ser.

Jamás me volveré a mecer en el mar como lo hice en tus brazos, jamás podré galopar en la libertad que contigo nació… pero déjame ir, déjame llorarte en paz;  que se me cae el alma y ya no se que hacer para que vengas a cogerla con tus manos y alzarla. Y ella no soporta no saber quien ocupa tus espacios para poder amarla como la amas.

Deja que la noche sea al día como la mañana es a la noche. 

viernes, 21 de diciembre de 2012




Hoy mientras desayunaba y sentía el calor del café bajándome lentamente por la garganta, 
sin darme cuenta su aroma me transporto al pasado...
Donde el aroma, el sabor y el amor de café de tus labios me hacían tenerlo todo a mi lado
 entonces me vino el recuerdo de yo y mi alma recostada en la cama a los pies de tu silla 
mientras suavemente y entre risas ensayabas tus poesías, prosas, narrativas...
yo entonces te corregía y tú en tu orgullo corrías a la cama a callar mis críticas literarias 
y entre risas que se conjugaban con nuestras caricias
hacíamos el amor en cada gesto, en cada mirada
y en cada roce de nuestras pieles.
Ya no sé como borrar el aroma del café y la brisa de su sabor sobre mi piel
todo me lleva a ti
hasta una simple taza de café en cualquier calle de Jerez;
cuando de pronto el universo conspira para de algún modo traerte a mí de vuelta,
 el siempre haya el modo... y hoy lo volvió a encontrar,
tu mensaje, que simpre me llega como agua de mayo,  me dice que piensas en mi y en como volver a mi... 
el cielo empieza nuevamente a tejer un manto de estrellas
para robar fronteras y poder abrigarnos con  el manto del amor
en cualquier parte del mundo, si estamos juntos... cualquier lugar es simplemente mágico,
 ideal o simplemente tuyo y mío y de nadie más...

(Fragmento con derechos reservados@gerezrequena del poemario "Entre dos Continentes")


viernes, 19 de octubre de 2012

Déjalo ser, tuvo que ser.




Cuando pensamos en amor, automáticamente pensamos en el amor de una pareja pero nos olvidamos de que el amor es un sentimiento de más amplia abundancia.

El amor es análogo al deseo que busca completar su satisfacción, su dinámica existencial es terriblemente agotadora por el proceso de búsqueda que supone. A fin de cuentas no sólo vivimos en la realidad de hechos fácticos sino también en la región de los significados , las aspiraciones y las sensaciones.

A veces parece que debemos desdibujar nuestros prejuicios respecto al amor, no sólo por llana salud mental, sino para conducir de mejor forma nuestras experiencias amorosas en el campo magnético y energético que van fluyendo.

En realidad es un encuentro con otro ser, es una de las más delicadas, fascinantes y sagradas obras de ingeniería espiritual, que pueden acontecer en la experiencia humana. Tan solo un error en él de apreciación, una señal ignorada, una maniobra forzada, producen derrumbe, el dolor, la frustración y una gran herida en el alma.

El encuentro es mucho más que la simple coincidencia en un lugar y en un momento. Una verdadera concurrencia empieza a producirse cuando dos personas pueden permanecer una ante la otra exponiendo progresivamente sus diferencias, sus aspectos incompletos, sus características singulares, sus cualidades intransferibles, sus necesidades impostergables, sus recursos propios, sus facetas inexplicables, sus rasgos
inesperados, sus atributos incomparables. Cuando siendo lo que son y no los que deberían ser, pueden elegirse y ser elegidos.

El mundo está lleno de seres humanos que no querían perder el último tren y subieron a un vagón sin conocer ni el destino ni las condiciones del viaje. El paisaje que nos rodea está saturado de “últimos trenes” que descarrilaron, y de sus “víctiamores”. Y es que la vida de forma equivoca nos enseñó que es preferible estar mal acompañada antes que sola.

Es fácil comprender cómo, bajo esas premisas, la compañía se torna más importante que el encuentro nutricio, sanador, complementario, integrador, plenamente amoroso. Es mentira que el tiempo es la tumba del amor, pero si dejamos que las cosas trascurran sin asumir nosotros la dirección de nuestras vidas, tanto en lo erótico como en lo emocional, entonces la vida nos llevará por donde quiera. Entonces caeremos el
cruel abismo del amor.

Existe el amor que sabe crear y respetar los espacios personales de cada uno, que no se abandonan ni se asfixian presionando la relación. Son amores completos que dejan a su otra parte elegir los momentos y las circunstancias para mostrarse ardientes. Saben conseguir los instantes y dar la oportunidad de que también elija por sí misma. Le arrebatan a la vida momentos inolvidables, fragmentos del existir que les recuerdan a
lo largo del día que vale la pena vivir.

Déjalo ser, tuvo que ser

Sacudiste mi vida dejándola a tu merced
Y ahora aunque quiero no puedo arrancarte de mi ser
Por más que quisiera andas en mí
Y donde estés mi ser impregnará tu recuerdo.
Porque hay huellas de las que por más que te alejes
No podrás borrar de ti, vida mía,
Porque simplemente caminan por ti.


Te presentaste en un justo y trémulo momento
Para perecer junto a mí camino
Allí sentado en una piedra
Que atisbaba mi paso por tu lado.
Justo ahí me arrancaste el alma
Dejándome hueca e indefensa
Ante tu huida tan inesperada como desesperada.

Quisiste arañarle a la vida mi alma
A la circunstancia mi cuerpo
Y al tiempo un momento eterno en tu corazón.
Nada supo frenar la irá fronteriza
Y soltó nuestras almas vacías al vuelo
Para llorar otro encuentro.

Aun esperan nuestras almas allí empotradas
A ser devueltas al manantial del amor
Dejando en nuestras mentes un solo
Momento compuesto por los dos.

Volveremos a la vida, arrancando dudas
Y burlando fronteras al paso del tiempo.
Volveremos al amor, aquí sentada espero
Un solo atisbo de tu regreso a mí.


sábado, 13 de octubre de 2012

Volvamos al amor




Algunos caminos están unidos pero en diferentes dimensiones por eso y  por si volvieras, he guardado el amor en un cajón,  que retrasa mis miedos y mis dudas. Aguardo esperanzas furtivas que espero que el tiempo no borre difuminando el camino que alumbro lleno de amor.

El amor lo escribí en tu piel a  tinta verde pensando que dejaría  una huella imborrable pero el tiempo me hablo de que la correspondencia no era segura, que escribí en tierras fangosas y que el barro cubrió todo lo que te di y sin reproches, saliste ileso aferrándome yo a mi dolor de saberte en  tierras de nadie, solo las tuyas conoces.
Pero con tu imprenta, amor, me dejaste los mejores versos por escribir, los más tristes y los más tiernos a la vez.

Dejaste una tormenta de desolación en todo mí ser y en parte de mi alma, intento recomponer lo que fui para olvidar lo que fui en ti, ya nada queda excepto el amor que nos unió cuando la lejanía se torna fría bajo mi  piel. 
No quise entender que solo fue un amor de contrabando que cruzo fronteras para abrirse paso ante nosotros,  indefenso y lleno de ternura.

Sin darme cuenta ya estaba enganchada a tu piel que no querría volver a cruzar el océano porque sabía que ahí te perdía , quien sabe hasta cuándo, en el acervo del día a día. Sin tu presencia y sin tu compañía a estar sola, la vida continúa pero vacía en una parte de mi corazón que aun te cobija.
Entre tú y yo, kilómetros y unas promesas incumplidas que se volaron en  tanta lejanía. Solo nos quedo el sabernos amados por los nuestros que no entienden de nuestra tristeza que torna desolada en las noches en que ya no estaremos entre los  bosques del amor y del remanso de paz, que nos hizo cruzar fronteras en alas al vuelo. 

martes, 18 de septiembre de 2012


El amor nace en un minuto, se enciende como una estrella y luce, y en la medida que pasa el tiempo se consolida y se transforma,
pero el amor jamás es olvido, no sabe escribir odio entre líneas,
y no olvida jamás que fue cierto.

El amor es  esa energía poderosa y universal que jamás se pierde,
que perdura para toda la vida, que no sana como si fuera herida,

solo se transforma, y cuando duele llega a ser luz en calma,
esa brisa fría que roza nuestra alma.

El amor no entiende de olvido, jamás olvida,

y cuando vemos a quien amamos,
todo un conjunto de sensaciones viene a embriagarnos el alma y la mente,
pero no se pierde, no se sumerge en las aguas fangosas del odio y el reproche,
si lo hiciera no es el amor que llama a tú puerta o se va por ella,
no es egoísmo, no es posesión, siempre perdona, siempre.

Es ese tren que pasa de largo a veces,
pero deja rastro de toda una constelación de estrellas en el firmamento eterno.

Soy consciente de cuando se ama,

se hace de diferente forma en el tiempo,
el amor cambia, se transforma, pero no muere, no desaparece, jamás.
No creo  en el desamor.

Cuando amamos cedemos mucha parte de nosotros,

sin perder el rumbo, somos un compartir,
y se fusiona al deseo mutuo, al desenfreno,
el amor se hace fuerte en nosotros,
en nuestros adentros más profundos,
siendo éste conquistador del momento, tu y yo,
de una mirada, de un roce, se hace cuerpo fuerte donde asirse más tarde sereno.

Al amar de verdad, echamos raíces como un árbol,

que no nos deja sin libertad,
queremos a esa persona en nuestra vida
incluso cuando el amor se transforma en recuerdo.

Cuando la persona amada se quiere marchar,

el amor tiene la capacidad de abrir las manos,
y a solas llorar donde nadie lo ve ni perturbe su dolor,
pero si ambos amaron de verdad,
éste les hará eternos amigos de un modo especial,
con el recuerdo de lo que fueron se puede construir una verdadera fortaleza de amistad,
el amor cede, deja ir.
El amor sabe transformarse,
no se pierde solo se transforma.
Las buenas personas estamos movidas por grandes sentimientos de amor...

de amor capaz de transformar... y así hacer realidades sueños y utopías...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Resiliencia


La amistad y todo lo que gira en torno a ella es una fuente importantísima de resiliencia.
La amistad parte siempre de una conexión especial con otra persona. Resulta curioso comprobar cómo existen amistades que se van forjando poco a poco, a partir de pequeñas interacciones, y con los años la conexión se va haciendo más honda e íntima. En otras ocasiones la amistad empieza de manera casi instantánea, en un reconocimiento de afinidad intuitivo, independiente de nuestro conocimiento "real" de la otra persona. Y, por supuesto, entre ambas maneras existe todo un abanico de posibilidades que desembocan en el establecimiento de ese vínculo profundo y nutridor que llamamos amistad.

En esta sociedad y en esta cultura se nos ha condicionado para que expresemos continuamente nuestros juicios de valor. Se considera que enjuiciar a los demás o las situaciones que viven es un signo de criterio. Desde mi punto de vista, nada más alejado de la verdad. La mayoría de estos juicios apresurados parten de la emocionalidad, de los estereotipos o prejuicios sociales y del filtro que establecen nuestras propias vivencias. Por este motivo la verdadera empatía, la que consigue en buena medida evitar los juicios, es una excelente vía de acceso a nuevas experiencias y perspectivas con lo que se convierte en una fuente importante de aprendizaje.

Cuando dentro de la amistad dejamos fluir la empatía no sólo estamos cuidando y nutriendo la resiliencia de la otra persona, sino que también nosotros recibimos los beneficios en nuestros propios procesos resilientes.

Otro aspecto, íntimamente ligado a la promoción de resiliencia dentro de la amistad, es el desarrollo del vínculo afectivo. Esa calidez afectiva que nos brinda la amistad es un rico caldo de cultivo de manifestaciones como la generosidad, la ternura, la complicidad, la expresión emocional sincera, la comunicación profunda e incluso el perdón, tan sanador siempre. Además, la amistad nos abre a la inspiración y a la creatividad, otra de las grandes fuentes de resiliencia: ¿cuántas cartas o mails son, en el fondo, verdaderas piezas literarias cargadas de emoción y sentimiento?, ¿cuántos proyectos han surgido al abrigo de una buena amistad?, ¿cuánta energía brotada de la amistad ha sido la que nos ha impulsado hacia el cumplimiento de nuestras metas y logros?... 

Personalmente soy muy consciente del valor de la amistad en mi vida y tanto es así que cuando tengo la oportunidad me gusta compartir un pensamiento que en los momentos que puedo encontrarme decaída o triste me reconforta y me abre a la vida: “Imagina todas las buenas amigas y amigos que aún te quedan por conocer”. Espero que también te pueda servir.

Así que quiero darles las gracias a mis amigos/as,a aquellas que me han acompañado durante mucho tiempo, por su cariño y apoyo constantes que aprecio muchísimo; a aquellas que no hace tanto que somos amigas/os pero que ya las siento como de toda la vida; a las nuevas amistades que se están empezando a tejer en estos momentos, que son una fuente importante de alegría e ilusión; y por último, dar las gracias a esas buenas y profundas amigas que están por venir, porque de alguna manera ya me nutro con la energía de su amistad.

sábado, 4 de agosto de 2012


El vínculo más humano
Hoy quiero hablar y quiero hacerlo desde la mente en interrelación intima con el corazón. Quiero hablar de la amistad como fluir de dos personas en este maravilloso caminar por la vida. En la vida siempre encontraremos amistad, esta a veces será pasajera, de larga instancia y a veces perpetua en nuestra vida.  Hablo de la amistad no buscada ni fingida si no de la amistad que te encuentra a ti. Esa amistad que a veces tiene sentido al instante y otras veces vas descubriendo con el fluir diario de la misma.

Los seres humanos somos muy complejos y nos mueven distintas cosas a unos y a otros pero todos somos conducidos por una energía invisible a los ojos pero perceptible a todo ser humano. Esa energía que nos va transportando mediante ciclos cíclicos  abiertos e interrelacionados. Una energía es  la amistad, una energía que no cambia sino que solo se transforma sacando de nosotros lo mejor o lo peor, para el bien o para el mal.

Es una energía que si quisiéramos transformarla en masa tangible sería como el zumo exprimido de una naranja, este  zumo es exprimido por un exprimidor y una mano humana, es la que ejerce la fuerza energética con la que exprime.  Cuando una persona te exprime te saca tu zumo y ese zumo puede ser dulce, amargo, ácido o simplemente puede no tener zumo y ser una naranja seca que por más presión que ejerzamos nunca podremos sacarle el zumo porque donde no hay no hay.  

Las energías fluyen y cuando fluyen lo hacen igual que el zumo exprimido de una naranja e igual no se sabe cuál es la calidad energética; a veces descubrimos que no nos gusta,  eso no quiere decir, lógicamente, que no pueda gustarle a otras personas, pero nosotros sabemos nuestros gustos y sabemos lo que nos gusta y no nos gusta.

A lo largo de nuestro camino vamos  descubriéndonos y a la vez vamos descubriéndonos en otras personas y cuando el zumo de estas naranjas gusta, gusta. Entonces es cuando profundizamos en las personas convirtiéndolo en una amistad y esa amistad vamos enriqueciéndola mutuamente con brochazos de empatía, amor, lealtad, admiración, solidaridad, humildad y comprensión. 
Hay amistades que se forjan para toda una vida, otras se forjan para unos meses quizás unos años pero solo tenemos la seguridad de que fueron verdaderas cuando perduran en el tiempo o se desvanecen en el mismo en silencio, sin hacer ruido y dejando una huella imborrable en tu caminar. Así vamos caminando por la vida en un valor a veces olvidado por  muchos y otra veces banalizado por otros o tal vez frivolizado cruelmente por algunas personas sin valores y mediocres en conceptos tan puros y tan llenos de energía transformadora.

Cuando afianzas un vinculo así con alguien se saca mutuamente lo mejor de cada ser para ponerlo a disposición recíproca entre ambas personas, es un recibir y un dar maravilloso y lleno de humanidad. Son esas sanas relaciones que te hacen crecer y ser mejor que ayer. Duren lo que duren siempre se transforma en energía positiva que al fluir libremente por todo tu ser, este ser se enaltece; cimentando lo mejor de tu persona, aquello que te es propio e irrebatible y que te retroalimenta de la forma más plena llegándote a dar todo lo que necesitas como ser humano para caminar firme, muy firme, por esta aventura maravillosa que llamamos “vida”. 

La amistad es el vínculo más firme entre dos seres de horizonte común y todos la necesitamos en algún momento de nuestra vida,  para desarrollarnos íntegramente.
(Este texto se lo dedico a las amistades de hoy y a las de ayer, incluyendo la de mis hijos).




domingo, 22 de julio de 2012

Ideales pasados y vigentes en una sociedad en proceso de cambio.


El Maestro Confucio
Hijo de un noble y una hechicera, según cuenta la leyenda, quedo huérfano pronto y aprendió a sobrevivir.

“Hoy no interesa progresar, sino tener éxito.
No espero encontrar al hombre perfecto. Me contentaría
con hallar a un hombre de principios. Pero es difícil tener principios
en estos tiempos en que la nada pretende ser algo
y lo vacio pretende estar lleno”


Confucio es uno de esos personajes de leyenda, de esos que con el paso de los años ponemos en duda si son ficción o formo parte de una historia real. Su pensamiento escrito lo dejó en las Analectas, una colección de conversaciones con sus discípulos. Para mi leyenda o no, son parte de la historia y son textos sin desperdicio para el crecimiento personal.
Las principales virtudes para Confucio eran la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los demás. Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitarán a su ejemplo.
Su ominosa vida, lo poco de ella se conoce, fue un fracaso. Pero su pensamiento, recogido en escuetos diálogos por sus discípulos, marcó durante 2000 años el rumbo de Oriente. La perpetua frustración de sus ideales de armonía, dignidad y cortesía que soporto toda su vida tuvo, en cambio, el eco más duradero y grandioso que cualquier sabio pudiera imaginar.
Al margen de las vicisitudes que ha atravesado el confucionismo, su ejemplo conformó un carácter. Una manera de ser y actuar presentes hasta hoy, no solo en su país, China, sino en otros y traspasando fronteras. Y es que lo que Confucio trató incasablemente de enseñar no fue una doctrina, sino una forma de  vivir diametralmente opuestos a lo que hoy se fomenta como parecida resulta nuestra actualidad a lo que él detestaba y combatía.

La revolución de Confucio en ese mundo fue la introducción de una moral radicalmente nueva. Sustituyó los valores de la aristocracia guerrera por las del civil ilustrado. Frente a la valentía, justicia. Frente al autoritarismo, honestidad y bondad. Detestaba la violencia, pero no las virtudes guerreras. Su sociedad ideal esta descrita en su única obra, Las Analectas: “Un caballero es tolerante y libre, un hombre común está lleno de ansiedad y temor”.
Lo cierto es que el reformista político que era se vio frustrado una y otra vez. Confucio recorrió el país buscando, en vano, a algún príncipe que le permitiera aplicar sus ideas de gobierno. Cada vez más conocidos por todos, su vida fue un perpetuo errar. Así, el vocacional hombre de Estado se convirtió, a su pesar, en pedagogo, inaugurando un modelo de relación amistosa, libre y materialmente desinteresada, la de maestro-discípulo, desconocida en el mundo hasta entonces. Su enseñanza se cifraba en el ejemplo, la acción y la actitud.
Ahora, yo recupero el interés por él, porque si Voltaire tenía  una imagen suya en el escritorio,  y Elías Canetti consideraba las Analectas el primer libro retrato espiritual de un hombre y uno de los más modernos, y vemos como se está produciendo un cambio radical en la sociedad civil, bien puede augurarse un largo futuro aún a este filosofo que difundió el ideal de una educación universal como requisito infalible de la paz y la felicidad. Una educación, milenariamente alejada de la actual. No la enfocada al dominio técnico, ese que da lugar al “bruto especializado”, sino a un objetivo bien distinto. El que merecía la pena para este sabio revolucionario de grandes ideales.

miércoles, 2 de mayo de 2012


Los dedos de una mano necesitan cerrar para hacer un puño.

En todos los cestos de manzanas hay algunas manzanas podridas y otras están a punto de caerse. Es el principio de toda colectividad, el agruparse en una misma cesta de ideas- pensamientos-sentires,  en la que hay de todo, nada es un camino de rosas y trabajar en puño como uno solo no está a salvo de estás complejidades.

Complejidades que siempre surgen a raíz de un análisis muy simple, esas manzanas no tienen la misma idea que las otras manzanas, están dentro por otros motivos y lo más grave que estás podridas pueden podrir a otras provocando un  contagio colectivo.

Por culpa de ello, las otras manzanas no lucen como deberían, frescas y  tiernas; y el cesto de ideas-pensamientos-sentires se queda como cesto opaco sin brillantez y sin ser lo que pude ser o lo que pretendes que sea cuando lo pones en la mesa y lo vas llenando con cariño, solidaridad, humanidad, ganas e ilusiones.

Así las cosas, las ideas sin buenas  intenciones humanas dejan pronto de ser ideas colectivas útiles para la sociedad llevándose las horas y el esfuerzo de muchas personas por delante porque solo les importa dejar de ser “manzanas podridas o que no caben en el cesto de una idea colectiva”.

Estos principios les cuesta entenderlo a muchas personas narcisistas con un ego impropio e insolidario. Si tú tienes un criterio, una idea o un sentir diferente al colectivo, ¿por qué estás en él?...  Si quieres divulgar tus propias ideas en contra de las del colectivo, ¿por qué ostentas o ocupas una representación del colectivo?... Sí quieres una privacidad total de la parcela de tu vida ¿por qué haces publica tú imagen dentro de un colectivo?...

Las parcelas propias e inviolables deben ser flexibles ante el bien del éxito de una idea colectiva abriendo parte de la misma a tus conciudadanos,  porque estás ahí en línea para ellos, para dar ejemplo incluso ser guía -  maestro en muchas ocasiones de tu vida comunitaria porque es eso lo que da energía a un colectivo social… Fortificándola  de solidez, seriedad, complicidad, deber ciudadano, solidaridad, responsabilidad social, cohesión y sobre todo humanidad unida a un solo puño.

Si pretendemos actuar hermanados debemos limpiar de vez en cuando el cesto, ubicar las manzanas caídas dentro de sus posibilidades sociales, renovar las manzanas antes de que se pudran dándoselas de comer a un pueblo hambriento de honestidad, verdad, lucha sincera y libertad. Solo así y siempre en espiral hacia arriba para el pueblo, con el pueblo y por el pueblo las ideas llegan en beneficio a él. Todo por el bien común con sentido común.

martes, 1 de mayo de 2012


El pasado siempre vuelve, aunque solo sea a nuestras mentes. 

José Ingenieros en 1913: “en todos los tiempos y lugares, el que expresa su verdad en voz alta como la cree lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados, los mediocres” 

Con la mirada desde fuera y la mente concentrada en un tiempo pasado, se hace más nítidas las respuestas ciertas a unas preguntas paradas en el tiempo a espera de encontrar respuestas. Como una misma situación se torna distinta según qué persona la sufre y quién la analiza, comenta, defiende, omite o aniquila.
Vivimos dentro de una sociedad que con una misma vara mide de formas distintas y como llaman verdad incuestionable a una misma situación que antes en otra persona era “mentira”.
Toda las respuesta se agrupan para dar forma a la leyenda: “Según quien sea el perjudicado y según me convenga lo llamaré verdad o engaño”.
Las injurias, las faltas a la intimidad, las calumnias, la violación de derechos fundamentales y humanos y la dignidad humana son verdad en la piel de cualquier persona y no entiende de caracteres ni personalidades que gusten más o menos.
En estos días las noticias abruman mi cabeza pensando que el tiempo sigue sin dar justicia en cierto modo a los acosos y derribos, mentiras y engaños, ataques injustos, y desprestigio de mi persona. Hoy los sufre en mayor grado otra persona, de la misma organización que yo los sufrí, pareciendole propio de una “organización enferma”, ahora sí y… ¿antes no?... 
Primera respuesta: “El huerto de dará lo que siembres y no siempre es buena la cosecha”. Y su respuesta hoy es egoísta y meditada en ella misma, aunque su fragancia aun aturda a mucha gente que la sigue idealizando dentro de una política idealizada y otras dentro de sus propios intereses, política que ni ella comprende.
La verdad  molestaba entonces y le sigue molestando en sus carnes hoy, ni ella es tan buena y los otros tan malos,  solo es un colectivo maltratado en el tiempo por todos esos “iluminados/as” buenos, buenísimos, que han habitado la misma casa que entre todos llevan años matando aun no se sabe para que, a costa del sentimiento puro de muchos a los que han engañado vilmente, siguen y seguirán engañando.
La manipulación habita en nuestras vidas y solo los manipulados no abren horizonte más allá de éstas. Están en todos los medios y espacios públicos y privados, fiel, a intereses creados, malos o buenos, pero intereses creados a costa siempre de  muchas personas sin malas intenciones.
Acudes a una persona en busca de lealtad a tu tierra suplicándole que no te aparte de su defensa y de tu derecho como persona a decidir libremente y recibes una contundente  “adiós” y “ ¿Quién eres tú?” “anda vuelve y no digas tonterías” “no veas fantasmas y momias donde no las hay”…, sin importar más nada. Esa misma persona vuelve al tiempo a faltar a la verdad y a los principios que sostienen a la mujer en la sociedad colectiva y después lees por distintos medios que es honesta, sincera, luchadora…. Y yo les digo a todos y es mi última respuesta recibida:”  Es verdad todo, lo es pero sin omitir nada, lo es para ella misma y sus intereses”…
“Es también temerosa de lo suyo  y para seguir manteniendo esa falsa idealización sostenida en el exterior, miente y da respuesta de cobarde, además es codiciosa y envidiosa, mal punto cardinal del ser humano, por todo esto y más es que me atacó de la más burda manera y de la más baja categoría que puede albergar un ser humano”…
Posiblemente cada cual cuenta las cosas como le va, pues seguro que es así, pero por ello todas componen a un mismo ser, con sus cosas malas y sus cosas buenas, yo solo le conocí las malas y ya otros/as contaran las buenas.
Palabras correctas o no, son libertad de expresión. Y cuando los sentimientos en forma de palabras vuelan con facilidad al papel donde se conjugan en expresiones sinceras que conforman un texto honesto es cuando sé que estoy en el pensamiento-camino correcto. Hoy es un día de esos.
Hoy vienen a por ti y no a por mí, los mismos fantasmas o parecidos, ¿sé está bien al otro lado?... ¿se siente bien cuando consiguen echarte como parte de algo en lo que crees?... Muchos se preguntan: “¿A dónde vas a ir ahora?... 

Los mismos deseos multiplicados por tres que me deseaste a mí, me fue bien, muy  bien, hermana política.

Mi Hogar Interior

El viento mece las hojas de los arboles de mi jardín dejando en el aire un perfume entre Fougère y Hespéridesel perfume del desengaño que enturbia  mis pensamientos mientras acaricio la corteza de una acacia que silenciosa  llora en una esquina de mi casa. Poco a poco me voy acercando a mi hogar interior, mi hogar perfecto y no puedo evitar fijarme en la hiedra de bondad que recubre sus ladrillos y en el tejado de la zona centro, hundido desde hace tiempo, seguro que hay goteras pero no me preocupa en estos momentos, me acerco a la puerta principal, casi escondida por la maleza de su ser superior, allí me espera una puerta de roble macizo reforzada por hierro,  la llave está guardada detrás de un ladrillo suelto de la pared y cuando la abro chirría ruidosamente sobre sus goznes molesta por haber sido despertada de su letargo. 

Detrás unas escaleras abandonadas que miedo dan subir los peldaños que los envuelven una gran  oscuridad, mi luz por ellas vacila como una antorcha al viento, mis pisadas suenan ruidosas, por el suelo deteriorado por el mal paso de los años, pero el amor me hace subirla hasta llegar a una sala de trofeos y fracasos cargada de humedad; desde las paredes me saludan armaduras abolladas y espadas ya gastada que usó en batallas que ya dejaron de importarle, y al fondo un cuadro majestuoso, “La Rendición de Breda” de Velázquez, toda una lección de ironía teniendo en cuenta la puerta acorazada que deja al descubierto al girar sobre unos goznes ocultos, una puerta que parece negar lo que esconde. 

Incomodo recoloco la gastada mochila de cuero que llevo a la espalda. Con la esperanza de líbrame de ese peso. La puerta mas abrirse, se arrastra perezosamente, dejando entrever una habitación iluminada por las velas donde se puede adivinar una locura. Parece que ha llegado la hora de añadir un nombre más a mi lista de fracasos y guardar los recuerdos que me ha dejado esta última aventura de sabanas de seda y labios tan finos que en vez de besar, cortan.

Entro en la habitación y me acerco a una mesa camilla cubierta de raso rojo sobre la que descansan algunos objetos; una sonrisa desdeñosa, un mechón de pelo de un color imposible, un hombro tatuado con un eclipse, unos labios hambrientos, el recuerdo de aquella manera que tenía de deslizar su dedo por mi espalda y algunas cosas más que es mejor no nombrar. Con deliberada lentitud me quito la mochila de la espalda y rebusco en su interior hasta encontrar lo que busco; unos ojos de mirada anhelante, y los dejos cariñosamente junto al resto de recuerdos, desde luego es una bonita colección de cosas que una vez fueron mías...

Con un suspiro recojo mi mochila y me dirijo a la siguiente parada, una pared llena de cuadros, cada uno representa un momento importante, de mi mochila saco un cuadro mas y lo coloco en un hueco vacío que parece llevar toda la eternidad esperándolo, otro recuerdo;  un Van Gogh, todo pasión y locura, como fue cada día cerca de él. Mi corazón no soporta seguir mirándolo y me alejo apresuradamente, y tropiezo en el pasillo con un libro, “Historia de los principios y los finales”, este me produce un regusto amargo en la boca y decido ojearlo, de un soplo le quito el polvo de los años, que vuela en forma de nube por la estancia, lo abro en una página al azar y a la luz de las velas leo en voz alta: “..porque todos los finales son el mismo repetido...” Lanzo el libro enfadado hacia una esquina donde aterriza entre las palabras que debí decir y nunca dije; una vez más meto mi mano en la mochila que cada vez pesa menos y saco un ramillete de cosas dejadas sin terminar. Pero aun me queda el último paso, el más temido, el más difícil.

En la esquina más alejada hay una pesada cortina, al descorrerla queda al descubierto un repisa  de roble tallada en cuyos están  se descubren  unas cajitas, fabricadas en los más variados materiales, las hay de ébano, de marfil, de nácar, de bronce y hasta de acero, en la tapa de cada una de ellas hay escrito un nombre, una ilusión, si algún alma perdida abriera esas cajitas solo encontraría polvo y cenizas, restos de los sentimientos que ardieron en la pira de la indiferencia, de los recuerdos olvidados y de las palabras que nunca se dijeron... y saco de mi mochila el ultimo objeto, el más importante, una cajita de plata labrada con amatistas de un brillante color violeta engarzadas, el lema de la tapa prefiero no leerlo, demasiadas veces lo he susurrado en el silencio de mi habitación, la coloco con cuidado en una balda, le dirijo una última mirada , un “quizás en otra vida” y cierro la cortina de un tirón.

Ya no queda nada en mi mochila pero al igual que mi corazón cuanto más vacía mas pesa, paseo un poco por mi cámara acorazada, en un ataque de ira le doy una patada a mi colección de direcciones de calles que no existen y lanzo contra la pared una bola de cristal que encuentro en una balda, al final, como siempre, solo obtengo cristales rotos.

Sin fuerzas para continuar me derrumbo sobre una vieja mecedora de mimbre que no recuerdo haber visto antes, en momentos como este me gustaría fumar aunque solo fuera para poder ver esfumarse a la esperanza entre el humo de los cigarrillos.
No puedo evitar una triste sonrisa, estoy cansada, demasiado , quizás a partir de ahora debería limitarme a cumplir años solo los años bisiestos terminados en dos, aunque solo sea para fastidiar. Miro mis manos temblorosas que no han vuelto a conocer una patria desde que perdieron el tacto de su piel y me escapo a una época más feliz en la que mi universo era tan ancho como sus metas, cuando todos los ascensores paraban en el séptimo cielo y todos los días hacíamos excursiones a las minas del rey Salomón. No sé cuánto tiempo paso en este estado, no creo que existan horas en la eternidad para medirlo, me olvido del bien, del mal y de todo lo que hay  entre ellos, mi único deseo es huir al fin del mundo pero ya no me quedan más islas en las que naufragar. Necesito toda la fuerza de voluntad que pueda reunir y algo más pedida a crédito para poder empezar mis pensamientos y llevarlos lejos de los días en los que hacía planes imposibles que susurraba a gritos.

No sé ni cómo, pero recupero la compostura, al menos por el momento, intento pensar en ello sin perder el control, lo recuerdo inocente, cuando el me sonreía el mundo parecía recién pintado y cuando me besaba lo hacía tan despacio que hacía que me olvidara de respirar, eran besos tan ardientes que basta con probarlos una sola vez para ser adicto para toda la vida. Pero hay cosas que son como son, el ya es  discípulo del sol y yo soy una hija de la luna, debería haberlo visto venir, quizás lo vi y preferí cerrar los ojos, tanto tiempo llevaba escondido tras mi coraza de acero y sarcasmo que tuve el antojo de hacer con el una excepción y redescubrir para qué sirve un corazón, y toda mi mente fue para el, hasta el punto que todo lo olvidé, me olvidé de la prudencia, de la calma, de las noches pasadas en el infierno donde siempre llueve sobre mojado, y sobre todo me olvidé de que en historias de dos conviene a veces mentir, en un raro ataque de honestidad quise dibujarle un mundo real, no uno color de rosa, sin pararme a pensar que el hubiera preferido mentiras piadosas.

Cometiendo error tras error fui clavando clavos en mi propio ataúd sin comprender lo que pasaba a mi alrededor, irónicamente no fue hasta que todo había terminado que encontré palabras para definir aquella relación, era algo así; “Yo no jugaba para no perder, tu hacías trampa para no ganar, yo no rezaba para no creer, tu no besabas para no soñar”

Como en Casablanca la culpa no fue de nadie, una cosa llevó a la otra en rápida sucesión hasta que la meta se perdió de vista entre lagrimas y muerte, y yo, que había invertido hasta mi último penique en quimeras y nubes de algodón con castillos de tres torres, terminé por hundirme bajo el peso de mi propia ingenuidad, y volviéndonos cada día más “yo”, cada día más “el” pero sin el menor rastro de un “nosotros”. Y al final, en pleno ataque de desesperación arrié mi bandera frente al Cabo de Buena Esperanza, el me sonrió con dulzura y en mitad de un “te quiero” se murió… 

Suficiente recordar, es hora de dejar que la vida siga como siguen las cosas que no tiene sentido. Con mi mochila vacía al hombro me dirijo a la salida, pero antes de terminar tengo una última cosa que hacer, un último símbolo, miro mis pies calzados con mis viejos zapatos de baile, tienen la suela gastada de tantos giros y tantas vueltas que he dado con ellos pero es hora de pasar página, llevo mucho retrasándolo pero es necesario, lo que estos zapatos representan ya no forma parte de mi, así que me los quito sin soltar los cordones y los lanzo al montón de las cosas que se fueron para no volver. Con el frío del suelo de piedra atravesándome los calcetines me encamino a la puerta. 

La puerta blindada se cierra por completo y al colocar de nuevo el cuadro en su lugar me sorprende ver que ha cambiado, ya no es un Velázquez sino un Goya, “Los fusilamientos del dos de Mayo”, más ironía.

Cuando llego al final de la escalera y salgo de nuevo al jardín de mi desvencijada alma tengo la sensación de dejar atrás el pasado, aunque tampoco seré tan necio como para decir que he ganado mi guerra interior, hace mucho que aprendí que detrás de cada “jamás” se oculta un “ojala” y que todo “adiós” maquilla un “hasta luego”, pero una batalla vencida no es tampoco baladí. Mientras cierro la puerta reforzada en hierro que da al exterior y guardo la llave detrás del ladrillo suelto me pregunto si alguna vez dejare de sentir en mi boca el sabor amargo de las palabras que nunca dije, de las cosas en las que falle y inevitablemente dentro de mi búsqueda, me equivoque.  Pero no merece la pena pensar demasiado en ello, las cosas llegan pos sí mismas. Y así, ni tan arrepentido ni encantado de haberme conocido, me alejo hacia el atardecer con otra frase de una canción rondando mis pensamientos:

“…y construyo castillos en el aire
a pleno sol
con nubes de algodón
en un lugar donde nadie pudo llegar utilizando la razón…
en los demás al verlo tan dichoso, cundió la alarma…
no fuera a ser contagioso…
ser feliz…”