sábado, 22 de diciembre de 2012


Ella y tú

Camina hacia ella que aun yace esperándote entre sollozos de pena y alegría por tenerte sin tenerte, en sus amaneceres  y en sus noches.  No sabe quien mece tus manos llenas de amor cuando  se abren y cierran de rabia al yacer junto a ella, cuando tu alma en silencio grita mi nombre y aclama mi cuerpo y mi ser. Tu sonrisa se apaga cuando recibe sus húmedos besos y tu piel destila el sabor de mí  humedeciéndose en el llanto insoportable de mi ausencia.

Ella no sabe que tu alma se desgarra a cada segundo que te recorre haciendo de ti la ruta del dolor  y  el sin sentir de una brisa fría que deja al paso por cada milímetro de tu piel.

Jamás podrás volar con ella como lo hacías conmigo y no sufras  cuando no logres sentir la brisa de la libertad a la que mis besos, mis caricias, mis sonrisas, mis sollozos y mi ser te llevaba cuando me dejaba navegar mar adentro sin miedo a perder el equilibrio, el mismo que nos sujetaba a contra cuerpo. Jamás podrás aunque corras  todos los días hacia ella en busca de un penúltimo intento.

Porque tu corazón galopaba hacia el infinito cielo jugando con las estrellas del placebo de mi en cuerpo y alma. No te avergüences de sentir junto a mi ni me busques en la otra piel porque jamás me encontraras en ella y no llores por la nostalgia solo recuérdame con amor para perdurar en el abrazo de las mañanas soleadas  sobre  tu piel como una cálida brisa eterna,  ahora aquí, mañana en el más allá. Dale tu calor a ella que aun te espera sumisa y entregada.

Déjame ser libre, mi alma no soporta más el dolor de aun teniéndote saberte en los brazos de ella, llorándome en su cuerpo y recordándome en el lecho de lo perdido. No mates esta sed de amor y olvido solo porque así sigas teniéndome solo para ti para poder sentirme. Deja que mi cuerpo se libere del ayer que pudo ser y no fue porque no lo dejaste ser.

Jamás me volveré a mecer en el mar como lo hice en tus brazos, jamás podré galopar en la libertad que contigo nació… pero déjame ir, déjame llorarte en paz;  que se me cae el alma y ya no se que hacer para que vengas a cogerla con tus manos y alzarla. Y ella no soporta no saber quien ocupa tus espacios para poder amarla como la amas.

Deja que la noche sea al día como la mañana es a la noche. 

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