Todo está inventado y si es
cierto… Yo solo reinvento lo que siento
pero esta vez sintiéndolo con más intensidad, con más conciencia y con mas sabor de lo que un día fueron y lo que
hoy debe ser por deber.
El ser humano es una complejidad
simple, cuando lo mueve buenos sentimientos. No importa las historias pasadas, presentes o futuras encerradas
bajo su piel porque ellas son las que
hacen maravillosas a las personas cuando estás son historias de amor, cariño o
gratitud a la vida. Con sus penas y
glorias sabiéndose equivocadas o
perdidas, muchas veces.
No importan cuando se muestran desnudas ante ti para sin pedirte decirte que están hay ante ti
para poder ser, esperando que alguien lo
deje ser sin más molde que lo que desea sacar de sus adentros para hacértelo llegar.
No tengamos miedo a reconocernos
ante ella, a sentir, a confesarnos necesarios para otros y viceversa, a decidir vivir, a agarrarnos de
la mano y darnos sin dobleces, ni más ni
menos, que lo que somos aun sabiéndonos imperfectos.
El amor se abre paso en la
humanidad, se empieza a percibir a ese ser humano superior que pide a gritos salir de dentro de todos
nosotros. Y saberme conocedora de que ayude a salir de algunas personas ese ser
superior que interiorizaban, por miedo a ser prejuzgado simplemente, en muchas
ocasiones, así como ellas me ayudaron a seguir siendo y creciendo en el camino;
no tiene precio ante la vida que se
torna libre, respetuosa, herida pero cicatrizante y evolucionada. Por fin vamos
derribando el muro que el capitalista poderoso impuso al ser humano para dejarse de sentir e
impedirle ser.
Se puede desaprender para
evolucionar y la humanidad aun tomándose su tiempo intenta ponerse en el camino
hacia ello.
Tenemos mucho para dar y no es
justo que guardemos debajo de nuestra piel aquello que compartido nos hace
crecer en un fructífero nosotros. Esa injusticia es la propulsora de las demás
injusticias y todos tenemos nuestra parte de culpa en ello, porque es tan
culpable el que guarda por miedo como el que guarda por prejuicio propio o
ajeno; así del mismo modo que otros
ejercen el poder del miedo para frenar la justicia social en pro de un interés
propio y egoísta para con los demás.
Eso nos tiene sumergidos en larva
de injusticias que nos quema por dentro, haciendo mella en lo que podemos ser si
derribamos aquello que nos lo impide. Es inevitable dejar a seres humanos
detrás de la evolución conjunta no porque así lo deseemos sino porque así lo
desean ellos. No podemos permitirle la entrada a una culpa ajena y que escapa
de nuestra evolución humana.
La humanidad no debe frenarse
ante los seres humanos indolentes a la humanidad.
Digamos basta con sentimiento
real y avancemos. Yo te doy mi mano y yo agarro la tuya así dejaremos de sentir
miedo.
Caminemos dejando atrás viejos rencores
inútiles, simplemente caminemos sabiendo aquello que no debemos hacer y aquello
que si debemos hacer.
Yo no siento ya miedo. ¿Y tú?...
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