Ella y tú
Camina hacia ella que aun yace esperándote
entre sollozos de pena y alegría por tenerte sin tenerte, en sus
amaneceres y en sus noches. No sabe quien mece tus manos llenas de amor
cuando se abren y cierran de rabia al
yacer junto a ella, cuando tu alma en silencio grita mi nombre y aclama mi
cuerpo y mi ser. Tu sonrisa se apaga cuando recibe sus húmedos besos y tu piel
destila el sabor de mí humedeciéndose en
el llanto insoportable de mi ausencia.
Ella no sabe que tu alma se
desgarra a cada segundo que te recorre haciendo de ti la ruta del dolor y el
sin sentir de una brisa fría que deja al paso por cada milímetro de tu piel.
Jamás podrás volar con ella como
lo hacías conmigo y no sufras cuando no
logres sentir la brisa de la libertad a la que mis besos, mis caricias, mis
sonrisas, mis sollozos y mi ser te llevaba cuando me dejaba navegar mar adentro
sin miedo a perder el equilibrio, el mismo que nos sujetaba a contra cuerpo.
Jamás podrás aunque corras todos los
días hacia ella en busca de un penúltimo intento.
Porque tu corazón galopaba hacia
el infinito cielo jugando con las estrellas del placebo de mi en cuerpo y alma.
No te avergüences de sentir junto a mi ni me busques en la otra piel porque
jamás me encontraras en ella y no llores por la nostalgia solo recuérdame con
amor para perdurar en el abrazo de las mañanas soleadas sobre tu piel como una cálida brisa eterna, ahora aquí, mañana en el más allá. Dale tu
calor a ella que aun te espera sumisa y entregada.
Déjame ser libre, mi alma no
soporta más el dolor de aun teniéndote saberte en los brazos de ella, llorándome
en su cuerpo y recordándome en el lecho de lo perdido. No mates esta sed de
amor y olvido solo porque así sigas teniéndome solo para ti para poder sentirme.
Deja que mi cuerpo se libere del ayer que pudo ser y no fue porque no lo
dejaste ser.
Jamás me volveré a mecer en el
mar como lo hice en tus brazos, jamás podré galopar en la libertad que contigo nació…
pero déjame ir, déjame llorarte en paz; que se me cae el alma y ya no se que hacer
para que vengas a cogerla con tus manos y alzarla. Y ella no soporta no saber
quien ocupa tus espacios para poder amarla como la amas.
Deja que la noche sea al día como la mañana es a la noche.